Creo que lo que voy a escribir hoy es algo que le pasa a todos los paceńos que viven afuera. No sabemos como comparar nuestra ciudad ni sabemos como describir La Paz. También escribo ahora sobre La Paz porque este blog se llama Citizen of La Paz y nunca escribo sobre la ciudad, ¿captan?
Bueno, el entender que La Paz es difícil de comparar es debido a que a Alonso de Mendoza (fundador de la ciudad) se le enfriaron las patas en Laja y decidió trasladar la ciudad fundada el 20 de octubre, al valle de Chuqui apu. Ahí comienza el problema o el "kit" de la cuestión.
La Paz al estar construida entre quebradas y montañas, se ha desarrollado como ha podido y como los habitantes de esta ciudad ayudamos tan poco con la convivencia, el resultado es una ciudad brutalmente caótica por donde se la mire.
El centro de la ciudad en particular se puede asemejar a un campo de batalla sin tregua con niveles altos de estrés (si, aquella enfermedad que no fue) y de furia.
Si queremos hablar de caos "organizado" hay que referirse siempre al centro de la ciudad de La Paz. Una vez discutíamos con un amigo sobre la ciudad y el me dijo algo que es muy cierto. La Paz es una ciudad intimidante. Tienes por un lado decenas de edificios en un espacio pequeńo, levantas un poco tu mirada y ves calles que terminan no se donde, de fondo tienes montańas que te intimidan y como soundtrack de la escena tienes el ruido de coches, música, gente, bocinazos, etc. Todo eso mezclado llega a asustar.
El centro de La Paz, para los que aun no la conocen es fácil de describir. Tiene UNA avenida principal que conecta a las demás calles que van hacia otras zonas o barrios. El problema es que casi todos los vehículos de transporte público pasan por esa avenida creando un trúfico espantoso. A esto hay que ańadirle el comercio informal. En La Paz como en muchas ciudades bolivianas el comercio informal es bastante formal y los vendedores ambulantes son muy sedentarios. Los vendedores estan por todas partes y son dueños y seńores de las aceras de La Paz.
Le añadiremos a esta sopa las marchas. La Paz como sede de gobierno de Bolivia (no capital) tiene el derecho exclusivo e inalienable de poseer todas las marchas que se creen en Bolivia. Si a ti tu vecino Juanito Sanchez te ha visto feo o a insultado a tu perro, puedes reunir a 3 o 4 pelagatos y te vas a sentar a la avenida principal y ya esta! Conseguiste tu marcha y hasta los medios de comunicación te entrevistan.
¿Algo más? Pese a que tenemos ese caos todos los días, al menos eso se reduce los fines de semana. Ah pero no! nos inventamos toda clase de festividad cultural (como somos tan cultos) asi que los fines de semana toca cerrar el centro para bailar por la mamita de no se quien o por el tata de no se que cuantos.
¿Quieren más? que tal si ponemos un grupo de cien chicos disfrazados de cebra para poder educar a la gente a ser buenos peatones y a los choferes a ser buenos conductores. Es algo pintoresco y si, yo tambien tengo mi foto con la dichosa cebra pero ¿la gente aprende? No!! ¿por qué? pues porque el paceño es individualista y anárquico y ningún animal pagado por gobernante alguno va a obligarle a cruzar la calle por unas rayas pintadas en el piso. El paceño cruza la calle por donde se le pinta.
Los choferes del trasporte público son también un especimen digno de estudio. Lo único de selección natural que conocen es que en aquella selva de cemento, el más fuerte (rápido, bruto, torpe, irracional) sobrevive. Se supone que ahora hay planes de instaurar buses municipales en La Paz con paradas establecidas y otras perlas. Medio verde el asunto.
Pero lo más gracioso de todo esto es que todos estamos de acuerdo en eso y nadie hace nada para cambiarlo. ¿por qué? porque uno no tiene tiempo, porque tienes tus problemas asi que cruzas la calle donde te pega la gana. Paras el minibus o micro donde se te pinta. Odias a los vendedores pero siempre les compras cosas.
Y asi pasa la vida en el centro de la ciudad de La Paz. Un lugar donde los niveles de estrés son similares a los de Bagdad o Kabul (y ellos tiene guerras y todo) viviendo orgullosos de nuestro caos organizado y al que no le guste, pues que se vaya! ¿o no?
Ah pero no digan que no amo mi ciudad! para mí es la mejor ciudad del mundo pero al centro hay que ponerle una bomba para ver si así se organiza un poquito.