febrero 27, 2012

Memorias de viajes


Tener en la mente aquella imagen de los arenales de Oruro con el atardecer y la luna en cuarto menguante.
La vista de Ljubliana desde lo alto del castillo.
Alimentar a un tigre en un zoo del Gran Buenos Aires.
Casi perder la vida en un barranco cerca a Sorata.
Emborracharme con un grupo de 30 chilenos en Arequipa (y salir ileso).
Ayudar a formar la hoz y el martillo en un cerro de Arica en un año nuevo.
Correr para ver como el Parlamento de Budapest se baña con los últimos rayos del sol.
Ver explosiones en el cielo tirado en una cancha en Sevaruyo.
Perderme con amigos un domingo a la 1am en Berlín.
Cruzar la frontera entre Perú y Bolivia a medianoche.
Esperar por un coche hasta las 4am, en invierno, a -4C, en Frankfurt am Main.
Ver la ciudad de Gdańsk desde la torre de la catedral.
Caminar por dos horas en un paro de transportes en Atenas (y salir ileso).
Ver un concierto de Orishas en la Plaza Mayor de Salamanca.
Comprar marihuana en un coffee shop holandés en una ciudad desconocida.
Subir las 400 gradas del Dom Kholn.
Viajar tres veces seguidas a Przystanek Woodstock en Kostrzyń nad Oder.
Visitar el Museo Erótico en Hamburgo.
Visitar el infierno en Hel, Polonia.
Hacer reconocimiento de cancha en la Bombonera en Buenos Aires.
Subir a pie hasta el Parc Güell en Barcelona.
Chocar el coche en una tarde lluviosa en Bratislava.
Hacer el tour de bares en Praga.
Buscar los duendes en Wrocław.
Hacer vacas para tragos en Burgos.
Subir corriendo al Cristo de la Concordia en Cochabamba.
Quedarme sin subir al avión en Lima.
Bailar diablada en la estación de tren de Bonn.
Admirar con los cinco sentidos Plitvickie Jeziora.
Vivir un cateo policial de drogas en Estocolmo.
Viajar dos veces por el camino de la muerte en los Yungas.
Caminar sin rumbo por los canales de Venecia.
Escalar el Rysy, el pico más alto de Polonia.
Ver al Stuttgart debutar en la Champions desde un bar de esa ciudad y gritar los goles.
Ver a Muse en Cracovia.
Caminar por las calles vacías de Zagreb.
Tirar petardos a una iglesia, a medianoche, en Sucre.
Dormir en una hostal sin puertas en Challapata.
Hablar con Ricardo Arjona en Amsterdam.
Dejar un vino boliviano en el aeropuerto de Alicante.
Aprender a lanzar flechas con arcos en Atapuerca.
Relajarme en Międzyzdroje.
Viajar a Cliza solo para comer silpancho y tomar chicha.
Ver la estatua de la libertad en Graz, Austria.
Ver la derrota de Argentina contra Alemania en Aegina, isla griega.
Viajar por obligación a Gorzów Wlkp.
Viajar a Mururata en la parrilla de un jeep.

La vida está hecha de recuerdos y, de los viajes, uno recuerda lo más divertido o significativo.

Dentro de una semana comienzo otro de esos viajes que serán inolvidables. Más frases para este post de recuerdos.

1 comentario:

grisaf dijo...

cada viaje es inolvidable y nos deja algún recuerdo... sea bonito o feo, es un recuerdo... y tú con tantos viajes tienes muuuchos recuerdos... que lindo post, me gustó :D saludos!!! y que todo sea mágico!!! :D

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