enero 14, 2012

Dos en la ciudad

Por 3 años ella había esquivado a la crisis, ayer fue su ultimo día de trabajo, su empresa había decidido recortar el personal a la mitad y Pilar estaba entre los que no retornarían al trabajo hoy.

Luego de llorar desconsolada al saberse parte del paro más alto de Europa y de sentir que no habían podido reconocer sus capacidades laborales, decidió tomar cartas en el asunto lo más antes posible. Se quedo llenando su perfil laboral en varias páginas web de búsqueda de empleo y preparó sus documentos para ir a la oficina de desempleo apenas amaneciera. Pese a todo eso no dejaba de sentirse frustrada y triste.

La mañana siguiente seguía sintiendo el pesar de estar desempleada. Sus ojos hinchados y su nariz roja delataban el llanto de la noche anterior. Al salir de su casa la abrumó la espesa niebla de noviembre salmantino. Se apretó el cinto del abrigo beige que llevaba puesto y comenzó a caminar por la calle Zamora, como si la vida le pesara muchas toneladas. Cincuenta pasos más adelante le pasó lo inesperado.

Iba caminando cuando de pronto vio que un hombre de su misma edad caminaba hacia ella. Ninguno de los dos se hizo a un lado hasta estar a dos metros de distancia, entonces ella se movió a su izquierda y él lo hizo a su derecha, luego ambos cambiaron al lado contrario, seguían frente a frente. Ella no traía mucha paciencia, así que se quedó parada frente a él. Él dejó de moverse, vio que ella tenía un aspecto triste así que le sonrió y le dijo '¿Bailamos?'.

Ella abrió los ojos y él continuó: 'solo será un minuto, nos hará bien a los dos' y abrió sus brazos a modo de invitación. Ella dio un suspiro y se dejó llevar por el momento. Puso su brazo en el hombro de él y tomó su mano. Él puso su mano derecha en la cintura de ella y comenzaron a mecerse en medio de la calle a vista de los transeúntes.

Ella cerró sus ojos y frunció su nariz, quería llorar pero aguantó un poco y preguntó: '¿No tienes una canción para cantar mientras bailamos? No me siento cómoda bailando en silencio'. Él le respondió: 'dime que humor traes y te cantaré una canción acorde a las circunstancias'. 'Me echaron del trabajo y ahora voy a la oficina del paro a registrarme' respondió. 'Bueno, creo que tengo una canción para ti' le dijo él, aclaró su voz para que ella sonriera y se puso a cantar bajito:

"El mundo fue y será
una porquería 'sha' lo sé,
En el ¿43? y en el 2012...
Nanana rirarira turiruri lalala
Cambalaaaaaaaache"

Se puso colorado al no saber la letra de la canción. Ella lo miró y comenzó a reír, se calmó un poco, lo miró y le dijo gracias. Él le respondió 'Este es el baile de bienvenida al maravilloso mundo del desempleo, espero que tu permanencia sea muy corta'. Le dio un beso en la mejilla, le guiñó un ojo y se fue caminando. Ella vio como él se iba, se dio la vuelta y siguió su camino a la oficina del paro. Se quedó con una sonrisa dibujada por el resto del día. Entendió que no todo estaba perdido.

1 comentario:

Laura Brizuela dijo...

Presentame a ese bailarín! También ando sin trabajo.

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