enero 25, 2012

Dos en la ciudad (Parte 2)

Desde que discutió con su novia, Juan no se sentía bien. Sabía que el motivo de la discusión era razonable: "tu problema es que tu no te arriesgas a nada, tu timidez es inmensa y ya me estoy cansando de eso" había sido la frase lapidaria de su novia. Juan entendía que si quería seguir con ella debía dejar de lado su timidez pero a veces sentía que era más grande que él mismo.

Aquella mañana salió decidido a probar que podía ser superior a su timidez, buscaba llegar a la universidad para hablar con aquella chica que le gustaba tanto durante la época del instituto. Ella era su talón de Aquiles, nunca pudo pronunciar frase alguna frente a ella; su lengua se trababa y se respiración se agitaba. Pero esta vez él estaba decidido. Se vistió acorde a la ocasión, era una ocasión especial, posiblemente su vida cambie luego de esto, le sudaban las manos.

Cuando salió de su piso llevaba algo de prisa. Recordó que luego tenía que pasar por una florería y dirigirse a la oficina de su novia para sorprenderla y contarle el resultado de su travesía. Le gustaba caminar así que no le importó la distancia que existía entre su piso en el norte de la ciudad hasta la universidad. Al tomar la calle Zamora, debido a su nerviosismo no vio a la chica que caminaba hacia él. Se dio cuenta cuando la tenía cerca y comenzó a amagar para poder cederle el paso pero ambos coincidieron en los movimientos. La vio triste, agotada y sin rumbo, entonces le salieron las palabras sin pensarlo mientras sonreía: '¿Bailamos?'.

Al sentir las palabras supo que aquello le vendría bien para demostrarse que tenía agallas. La frase, 'nos hará bien a los dos' era un grito personal de ayuda, quería que la chica le dijera que sí para continuar con este experimento de valentía. Ella aceptó y él se dejó llevar. De pronto tenía a una desconocida en sus brazos, y tenía mil cosas para decirle, para preguntarle, de pronto todas las respuestas a sus temores aparecieron como en un cuaderno de apuntes. Cuando ella le dijo que necesitaba música para bailar, él pudo reaccionar rápido, algo que nunca antes le había pasado, salió del contratiempo preguntando cuál era el humor de ella y pudo encontrar la canción adecuada. Cambalache siglo XX le diría a la chica que el mundo es una porquería porque ella había sido despedida de su trabajo. Le canto tres frases al azar para que ella sonriera y cuando terminaron de bailar incluso se tomó la libertad de besarla en la mejilla y desearle que pueda conseguir trabajo pronto. Se despidió de ella sintiéndose gigante. Llegó a la universidad y vio a la chica que le quitaba el sueño en el instituto y la saludo con normalidad, le preguntó un par de cosas que siempre quiso saber y se despidió con la sensación de que ella no era tan impresionante cuando abría la boca.

Sentía que su timidez aún estaba allí, pero ese baile en la mitad de la calle sería el primer paso para poder lidiar con ella.
Para poder entender mejor este post tienes que leer la primera parte de Dos en la ciudad

enero 14, 2012

Dos en la ciudad

Por 3 años ella había esquivado a la crisis, ayer fue su ultimo día de trabajo, su empresa había decidido recortar el personal a la mitad y Pilar estaba entre los que no retornarían al trabajo hoy.

Luego de llorar desconsolada al saberse parte del paro más alto de Europa y de sentir que no habían podido reconocer sus capacidades laborales, decidió tomar cartas en el asunto lo más antes posible. Se quedo llenando su perfil laboral en varias páginas web de búsqueda de empleo y preparó sus documentos para ir a la oficina de desempleo apenas amaneciera. Pese a todo eso no dejaba de sentirse frustrada y triste.

La mañana siguiente seguía sintiendo el pesar de estar desempleada. Sus ojos hinchados y su nariz roja delataban el llanto de la noche anterior. Al salir de su casa la abrumó la espesa niebla de noviembre salmantino. Se apretó el cinto del abrigo beige que llevaba puesto y comenzó a caminar por la calle Zamora, como si la vida le pesara muchas toneladas. Cincuenta pasos más adelante le pasó lo inesperado.

Iba caminando cuando de pronto vio que un hombre de su misma edad caminaba hacia ella. Ninguno de los dos se hizo a un lado hasta estar a dos metros de distancia, entonces ella se movió a su izquierda y él lo hizo a su derecha, luego ambos cambiaron al lado contrario, seguían frente a frente. Ella no traía mucha paciencia, así que se quedó parada frente a él. Él dejó de moverse, vio que ella tenía un aspecto triste así que le sonrió y le dijo '¿Bailamos?'.

Ella abrió los ojos y él continuó: 'solo será un minuto, nos hará bien a los dos' y abrió sus brazos a modo de invitación. Ella dio un suspiro y se dejó llevar por el momento. Puso su brazo en el hombro de él y tomó su mano. Él puso su mano derecha en la cintura de ella y comenzaron a mecerse en medio de la calle a vista de los transeúntes.

Ella cerró sus ojos y frunció su nariz, quería llorar pero aguantó un poco y preguntó: '¿No tienes una canción para cantar mientras bailamos? No me siento cómoda bailando en silencio'. Él le respondió: 'dime que humor traes y te cantaré una canción acorde a las circunstancias'. 'Me echaron del trabajo y ahora voy a la oficina del paro a registrarme' respondió. 'Bueno, creo que tengo una canción para ti' le dijo él, aclaró su voz para que ella sonriera y se puso a cantar bajito:

"El mundo fue y será
una porquería 'sha' lo sé,
En el ¿43? y en el 2012...
Nanana rirarira turiruri lalala
Cambalaaaaaaaache"

Se puso colorado al no saber la letra de la canción. Ella lo miró y comenzó a reír, se calmó un poco, lo miró y le dijo gracias. Él le respondió 'Este es el baile de bienvenida al maravilloso mundo del desempleo, espero que tu permanencia sea muy corta'. Le dio un beso en la mejilla, le guiñó un ojo y se fue caminando. Ella vio como él se iba, se dio la vuelta y siguió su camino a la oficina del paro. Se quedó con una sonrisa dibujada por el resto del día. Entendió que no todo estaba perdido.

enero 10, 2012

Tres grandes del fútbol

Anoche vi en la FA Cup inglesa el retorno de uno de los más grandes referentes del Arsenal de los últimos años. Thierry Henry. Ingresó al campo de juego en el segundo tiempo y como hijo pródigo marcó el gol de la victoria para los Gunners, gol que festejé, no por ser fan del club inglés, sino por sentir que un grande regresaba a las canchas.

No viví la época de Pelé, Cruyff, ni Platini, lo que vi de Maradona fueron más escándalos que gambetas y Cristiano Ronaldo, Neymar y Messi no me parecen jugadores completos, ni siquiera puedes ver que disfruten del juego. Siento que se mueven más por cuestiones de marketing y dinero pero es solo una opinión.

Yo puedo decir que tengo una santísima trinidad de futbolistas, jugadores que le dieron y le dan magia a este deporte y que verlos jugar siempre es placentero. Aquí los presento.

Ronaldinho

No ha llegado a ser tan grande como Pelé pero la forma de juego, la alegría con la que salía a las canchas y las gambetas y pases que generaba te dejaban boquiabiertos. Su época dorada en el Barcelona lo demuestra y los videos en Youtube sobre sus goles y gambetas son espectaculares.



Zinedine Zidane

Mourinho dijo alguna vez que como Zidane pueden existir uno o dos por generación. La primera vez que lo vi jugar llevaba la camiseta rayada del Juventus. La elegancia y precisión del francés eran de otro planeta. Fue el líder que necesitó Francia para llevarse la Copa del Mundo el '98 y fue el más galáctico de los madridistas. Todos recuerdan el gol al Bayern Leverkusen en la final de la Champions. La humildad de Zidane también era inmensa. Conto alguna vez que su ídolo era Enzo Francescoli y que en la final de la antigua Copa Toyota, al final del partio fue corriendo a intercambiar la camiseta con el Príncipe. Definitivamente un grande.



Thierry Henry

Henry se hizo grande en el Arsenal y fue donde más brillo. En la copa que ganaron los Gunners de invictos, fue Henry el que manejo la batuta para que ese equipo fuese invencible. Tiene una visión de juego distinta y la capacidad de crear jugadas que nadie más tiene, ni siquiera Messi. Las imágenes lo demuestran.


Esto es solo cuestión de gustos. Habrá mucha gente que me refute peropara mí, este trí de futbolistas me confirmaron la idea que tenía siempre. Que el fútbol no es solo un negocio, que puede llegar a ser un arte.

Vean los vídeos y disfruten de lo que es el buen fútbol. Lo demás son puros cuentos.

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