En segundo medio, estaba en un colegio en el que desde el
director hasta el último alumno de kínder se drogaban, era como una tradición
de ese lugar. Pero no les vengo a contar eso hoy. En ese colegio estaba el
Hernán. Él no era de esos que llaman la atención, de hecho, muchas veces
parecía invisible. Lo bueno del Hernán era que era bueno jugando al fútbol. Es
más, con él fue con quién yo mejor me entendí en una cancha de fútbol. Era como
si él supiera lo que yo iba a hacer o hacia qué lugar iba a correr, tenía la
habilidad de hacer pases milimétricos, él jugaba de mediocentro y yo delantero
por izquierda.
Como yo era de esos alumnos errantes durante mi vida
escolar, a medio año salí de aquel colegio y cada vez la leyenda del Hernán
como mi mejor compañero en las canchas se agrandaba. Siempre contaba “yo tenía
un amigo que es un crack para el fútbol, hace unos pases impresionantes” y
todos se quedaban con la duda de cómo era el dichoso Hernán.
En diciembre que estuve en La Paz lo vi y fue uno de esos
encuentros inesperados. Yo caminaba por la calle Comercio y doblé en la Mercado
yendo hacia el Shopping Norte y no sé cómo fue bien pero giré mi cabeza y vi a
Hernán apoyado a una pared. Llevaba la ropa sucia y raída. Su cabello era una
sola masa de lo sucio que estaba y su cara un poco hinchada y con manchas que
le dibujaban un mapa de algún país desconocido.
¿Cómo sé que era el Hernán y no otro desamparado más? Fue
por una reacción de ambos de un milisegundo. Ubican que cuando tratas de
reconocer a alguien te quedas viéndolo por un rato, tratando de desarchivar
nombres y rasgos para sabér quién es esa persona. En tu cabeza está esa idea,
“de algún lado conozco a esta persona”. Eso pasó por mi cabeza y lo recordé al
instante. Le pasó a él también. Sus ojos trataron de reconocerme y lo hicieron.
Su siguiente reacción fue bajar la cabeza.
Me acerqué y traté de saludarlo, no me respondió. Le dejé
10 Bs. En el pedazo de trapo que tenía a sus pies para recolectar dinero. Le
dije “que gusto verte, te cuidas” y me fui. Por el reflejo de un ventanal pude
ver que me seguía con la miraba.
Me pregunto que habrá pasado en su vida para terminar de
ese modo. El más grande jugador de fútbol con el que compartí una cancha.