A las doce horas del día quince del mes sexto del año en curso iniciamos nuestro viaje que nos llevaría a recorrer seis países del viejo continente a bordo de un Ford Fiesta 2008 (familiarmente llamada Żabka). Aquí va un resumen resumen resumen del viaje por lugares visitados.
Al cruzar la frontera checa viñeta que sirve como peaje para uso de autopistas. Compramos la que dura un mes (15 euros más o menos). Luego de obras en la autopista checa y un accidente que nos dejó parados por casi una hora y media llegamos a Viena, la capital de Austria y ex-capital del imperio Austro-Húngaro.
Viena como ciudad es muy elegante, muy ordenada, muy limpia, muy pulcra. Su gente es igual. Sus edificios son fascinantes pero le falta -en mi opinión- calor humano. Sólo nos quedamos un día en Viena así que toca explorarla más.
Nuestra segunda ciudad -y segundo país- fue Ljubliana (conocida solo por haber sido la ciudad en la que se llevo a cabo la historia "Veronika decide morir" de Coelho). Esta ciudad lleva solo 20 años como capital de Eslovenia, ya que antes formaba parte de Yugoslavia.
Al pasar la frontera Eslovena, compramos otra viñeta por 15 euros para uso de la autopista por una semana (la más cara del viaje).
Esta ciudad solo tiene 300 mil personas y se siente. La ciudad es muy tranquila, hay parqueos libres en las calles (algo que en Polonia no consigues fácilmente) y las dos mayores atracciones son el castillo y la calle Metelkova.
La calle Metelkova es un lugar que acoge seis pub de diversa índole en la que se vende la cerveza a precio de mercado y donde toda la juventud eslovena se reúne para beber, fumar y pasarla bien. El lugar está adornado por graffitis y obras de arte de diversos artistas. Tal vez el mejor lugar de Ljubliana.
Nuestra siguiente parada fue Crikvenica en Croacia. Algo para acotar es que Croacia aún no forma parte de la UE por ende hay que pasar por migracion, pero al ir en coche ni vieron nuestros carnets, nos dejaron pasar tranquilos.
En Croacia hay peajes en autopista pero solo pagamos 1 euro en este caso.
Crikvenica es un pueblo cerca al mar Adriático. Sus playas como casi todas las playas croatas tienen piedras y el agua es muy limpia y cristalina. Por cuatro días, este pueblo se convirtió en nuestro centro de operaciones, ya que pudimos viajar a otros lugares desde aquí.
De Crikvenica solo decir que el último día que nos quedamos en el hotel, nos robaron todo el dinero que traíamos. Luego del disgusto dimos vuelta la página para seguir disfrutando de la vacación.
Desde Crikvenica fuimos a Plitvička Jezera. No hay palabras para describir la belleza del lugar. Todo adjetivo queda corto ante tal majestuosidad. Es un conjunto de ocho lagos a diferente altura. El más grande tiene mayor altura y él alimenta al segundo, tercero, etc. Hay cascadas, el color de los lagos es turquesa y el agua es tan clara que puedes ver nadar a los peces. Todo esto rodeado de montañas, cubiertas por árboles y vegetación lo que le da un contraste de colores impresionante. El costo de entrada es de 15 euros y el trayecto dura más o menos seis horas.
Nuestro siguiente paso fue la isla Krk (creo que se pronuncia 'kirk'). Cruzas a la isla a través de uno de los puentes más largos del mundo (luego de pagar un peaje de 7 euros). En la isla visitamos Vrbnik, Baška y Krk. Dicen que la isla tiene las mejores playas del Adriático por tener arena. Si tiene arena pero no mucha, aunque hay que decir que el paisaje que tienes desde la playa es increíble.
Luego de pasar cuatro días en la costa croata, nos fuimos a Trieste, pequeña ciudad italiana con fuertes lazos eslovenos, yugoslavos y austriacos. La ciudad en si se compone de su puerto (con fuerte presencia turca) y el centro de la ciudad (una Plaza Mayor muy bien conservada con edificios vistosos. Nuestra parada en Trieste tenía un solo propósito, acercarnos a Venecia.
A Venecia fuimos en tren para descansar de conducir y dejar descansar al coche. Estuvimos en Venecia 9 horas, suficientes para hacer un recorrido a pie por los lugares más importantes, visitar Plaza San Marcos, subir a la Torre de Plaza San Marcos (8 euros) y volver a la estación de trenes en vaporetto que es el autobús/ferry que sale de Plaza San Marcos y recorre todo el Canale Grande hasta la Estación de Trenes.
Venecia es un icono arquitectónico. Abunda la gente, en su mayoría turistas. De hecho, poca gente vive en el centro de Venecia. Supongo que en verano o carnaval debe ser insoportable caminar teniendo a tanta gente a tu alrededor. Nadie niega su belleza arquitectónica, de hecho no hay foto que le haga justicia a su belleza.
Dejamos Italia para volver a Croacia, esta vez a la capital Zagreb. Dicen que es la tercera ciudad más linda de Croacia, después de Split y Dubrotnik. El centro histórico de Zagreb lo recorres en tres horas. Alrededor de este las calles son muy pobres y ya en zonas residenciales el nivel sube un poco.
Para destacar en Zagreb tenemos la catedral de estilo gótico, el centro histórico con sus edificios de más de dos siglos de antigüedad y el cementerio. De hecho el cementerio de Zagreb es monumental. Está considerado como la mayor atracción de la ciudad. Usamos Couchsurfing en Zagreb pero lamentablemente nos tocó gente muy sucia. Depende mucho la gente que conoces en un lugar para poder tener una mejor experiencia y la nuestra en Zagreb no fue muy buena.
Pasar de la frontera eslovena con Croacia hasta la frontera húngara (nuestro siguiente destino) nos costó en peaje unos 15 euros.
Para llegar a Budapest por la autopista, tienes que bordear el lago Balaton (el mar húngaro como lo llaman ellos). El clima no era el adecuado aunque pudimos acercarnos a la costa y descansar unas cuantas horas para tomar sol. El agua de color verdusco le da un toque especial al lago.
Y llegamos a Budapest, la ciudad de la que sabíamos menos y la más nos impresionó (junto a Praga). Se cree que Budapest es la unión de dos ciudades (Buda y Pest) pero en realidad es la unión de tres ciudades, Buda, Pest y Óbudi (?). La arquitectura es monumental, muy bien conservada y las vistas de cualquier punto te dejan sin aliento. Incluso la comida estaba exquisita (Langos como punta de lanza). Budapest nos dejó con una sensación bastante agradable y con los deseos firmes de volver.
Algo interesante de Budapest es la gran cantidad de bańos termales en la ciudad. El último día nos fuimos a uno para relajarnos y descansar de las vacaciones (cuac). Luego soportamos un viaje de 2 horas hasta Bratislava, la capital eslovaca, bajo un diluvio casi universal.
La viñeta en Hungría por cuatro días cuesta 8 euros y la eslovaca por siete días 7 euros.
Bratislava nos dio la bienvenida con lluvia así que tocó quedarse en el hotel hasta las 9 de la noche para luego dar un pequeño paseo por el centro y más que todo por el castillo para tomar unas fotos y volver a descansar. Al día siguiente regresábamos a República Checa.
Llegar a Brno desde Bratislava te toma una hora y media, Brno no se compara a la capital checa, lo único vistoso que tiene son el castillo (que sirvió de cárcel en la época del imperio y la catedral. Luego de comer un kebab nos fuimos a Praga (tal vez la ciudad que más esperaba conocer desde que visité Europa en 2003).
Praga turísticamente es un monstruo, tiene decenas de atracciones y tours guiados de toda índole. Caminar por Praga es disfrutar de una de las ciudades más lindas de Europa. Sus grandes monumentos son la Torre de la pólvora, el puente de Carlos IV y el complejo del castillo (el 'castillo' más grande del mundo). Y aún así tienes muchísimas más cosas por visitar.
Obviamente dos días en Praga no alcanzan para visitar todo. Tomamos dos tours guiados, uno gratuito por el centro y otro por el castillo. Bebimos mucha cerveza checa (tal vez la más deliciosa del mundo) y nuestra última noche hicimos un tour guiado por los bares más representativos de Praga.
Al día siguiente con todo el cansancio (y la resaca) retornamos a casa a descansar.
El trayecto del viaje:
El trayecto comparándolo con el tamaño de Europa continental:
Croacia:
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